
Mujeres a la carta
Aunque la dinámica de la cocina profesional puede ser cuartelaría, el negocio gastronómico requiere de más empatía femenina.
Recién veíamos en un importante canal de gastronomía, un programa que promocionaba -según ellos- un enfoque casi revolucionario, que dejaba atrás viejos tabúes.
¿El “gran” cambio? Una mujer conversará sobre los secretos del tradicional y magnífico “asado” argentino que es, sin duda, uno de los mejores platos de carne (y acompañantes) que cualquiera en el mundo puede degustar.
Es cierto, las “parrillas” suelen ser cosas de hombres. Pero la tradición vaquera de Argentina ha llevado esto a su máxima expresión al destacar como “noticia” que una mujer hable sobre la carne al carbón.
Esto es una muestra más que, aunque cocina y gastronomía son palabras femeninas, chef y restaurant son sinónimo de masculinidad.
¿Le debemos este sesgo de género a ingleses y franceses? Tal vez. Pero es seguro que no son los únicos culpables. Tampoco consideramos interesante las protestas con pancartas.
Por fortuna, cada día hay más mujeres estudiando cocina profesional, en posiciones de chef y sous-chef y -como ya hemos señalado- teniendo más espacios en televisión.
El cambio no está en marcha. Ya comenzó.
Mejor NO es suficiente
Y, si bien estos hechos son indiscutibles, una encuesta de 2014 realizada por los Centros de Oportunidades de Restaurantes en Reino Unido mostró una realidad que no ha cambiado lo suficiente, pero deja mucho que desear:
- Solo el 7% de los chef de cocina eran mujeres;
- 2/3 de las mujeres que trabajaban en el área de la restauración eran rutinariamente acosadas por los gerentes en el lugar de trabajo y;
- 3/4 partes de las mujeres que laboraban en el sector sufrieron acoso por parte de sus compañeros de trabajo.
La discusión de si las féminas se han vuelto “sensibles” a “bromas” tradicionales o si decidieron que ya no son aceptables puede parecer pertinente, pero en realidad es irrelevante. Números como los expuestos apuntan a que hombres y mujeres del sector tienen que cambiar su visión de los roles y el ejercicio del poder en estos entornos.
La historia de la Humanidad como la conocemos demuestra que una de las maneras más eficientes para resolver injusticias es hacer negocios, buenos y rentables negocios.
Con M de “MÁS PLATA”
Los defensores del status quo señalan que el predominio masculino tradicional, como en otras profesiones, es consecuencia de que los ritmos, demandas y jornadas laborales del sector no son las que las mujeres prefieren porque interfieren con la crianza de los hijos.
La falta de una visión amplia es solo una demostración más de como la iniquidad de género es un asunto de cultura, que refleja la complejidad del tema.
La buena noticia es que los números de la redención son a prueba de reaccionarios: una investigación realizada por Deloitte recientemente demuestra que es muy rentable acometer -cuanto antes mejor- este cambio de paradigma. Así, cuando se empodera a una mujer en la gestión gastronómica es:
- 2 veces más probable que logre e, incluso, supere los objetivos financieros iniciales.
- 3 veces más frecuente que obtenga altos rendimientos.
- 6 veces más posibilidades de ser innovadora y ágil.
- Las probabilidades llegan a OCHO (08) veces más si pensamos en el logro de mejores resultados comerciales.
Ellas con ellos
Para los inversionistas, entonces, el dilema es si prefieren la tradición mantenida por generaciones de tener a los hombres a cargo o colocar mujeres en posiciones de decidir en el mundo de la restauración, ya sea como dueñas, gerentes o chef.
En este sentido, los resultados de estudios recientes del Boston Consulting Group hablan a favor de capitalizar en la cocina al talento femenino o, simplemente, lograr tener equipos de liderazgo diverso al concluir que los mismos no solo contribuyen a mejorar la marca de los establecimientos, logran una mayor innovación en el lugar de trabajo y un aumento del 19% en los ingresos netos de los establecimientos.
Esto no significa que tengamos restaurantes o cocinas de chicas ni nada que se le parezca.
Es bueno que tanto inversores como accionistas y directivos entiendan que la gastronomía no es azul o rosa. Por fortuna es Naranja y las mujeres con su empatía, compromiso y capacidad para lograr equipos más colaborativos pueden representar un plus, con números a favor.
El liderazgo femenino, entonces, debe estar en la carta si está buscando nuevo chef. Y respaldar el proyecto de una mujer probablemente supere sus expectativas.